CUERPO COMO EXPERIMENTO - LITERATURA COMO SALUD

Hay cuerpos que son atravesados como muñequitos de felpa y encarnan desconcertados devenires implacables, allí donde la voluntad nada sabe decir a tiempo, allí donde las respuestas son arrojadas a la cara antes de siquiera poder pronunciar las temblorosas preguntas. Devenires que en su irrupción violenta son acechados luego constantemente por palabras, elucubraciones, que intentan encastrarlos inútilmente en relaciones causa-efecto, 'si p entonces q', 'y no podría ser de otra manera debido a las determinaciones sociales-psicológicas-culturales'... nuevos órganos emergen como tumores alrededor de todo ese flujo deseante, lacerando la piel vieja que a cada paso se tensa, y las palabras van y vienen pegándose a los dulces fluidos como moscas.
Y en el centro de toda esta subjetividad rota, remendada, al final el juego es un abandonarse, la salud un dejarse andar esquizo, andar poeta, militante, andar actriz, enamoradx, andares tontx, malx, alegrx, angustiadx, andar simplemente andar, con los ojitos brillosos, con la risa,
en el vaivén susurrado por todos esxs dramaturgxs incautxs y adorables que saben más del cuerpo que el cuerpo mismo, ese cuerpo solo que nada sabe, que nada sabe...

Estaba volviéndome loca...



Estaba volviéndome loca
figuraba que me envolvía
un amor rimbombante
y era una caída por un despeñadero
ataviada de un peso incalculable
mi carne
completamente ignorante
de cuanto dicen saber los encumbrados,
los huesos roídos
por la angustia.
ciertos paseos por la ciudad me dieron pistas:
era la gente con su monotonía
los hombres con su maldita costumbre
de gritarme cosas
esa violencia
las frases que te dan de vivir
y luego se diluyen
con la presteza de un pedo
estaba volviéndome loca y en especial
era el miedo de perder completamente
la cabeza
y el anhelo de perderla de todos modos
porque, por algo se empieza,
y empecé por dar vueltas aleatoriamente
si un auto era azul a la derecha
si era rojo a la izquierda
por supuesto no iba hacia ningún lugar
entonces sumaba uno verde o algo así
para poder avanzar un poco más
y caminar según esas reglas se hizo aburrido
pero como era el fin de los finales
qué importaba!
pero me cansé y quise volver a casa
tuve que andar aún más
era insoportable
al final giraba sobre mí misma
sin hallar la locura
definitiva
esa que iba a romper el dique
hacer estallar el cauce
e inundar todo con lava azul
roja
tornasolada
la que iba a hacer reluciente
la risa
de la fruta robada
el baile frenético de las bacantes
entonces creo que fui a casa
y no recuerdo pero
puedo inventar esta parte
quizás dormí y soñé la sucesión de besos negados
las huídas
herví en fiebre
pero puede ser que me haya sentado a escribir
y puse cosas horrendas
como gente que se toma de las manos
y se regala flores
lo cual es hermoso
y yo era hermosa porque lloraba
y nunca me había pasado
que el espejo notara un entumecimiento mortal
sin embargo había ocurrido
por esta cuestión circular
claro, gracias a mi poca memoria,
otra repetición
algo singular según lo entiendo
y hasta ahí lo que podría haber sido
me parece
porque ahora prefiero comer
delicioso lo que hago con mis manos
y se multiplican
dos o tres veces
los animales que me crecen de los dedos
como si nunca hubiese tenido
la enfermedad
ni me hubiese hundido
después de todo
absorbo tanta belleza
quisiera prendérmela del pelo
y sí, todos ustedes,
posados en mi como purpurina
harían voces melódicas
con sólo respirar
respirar como un globo terráqueo gigante
hermanas mayores de la tierra
y toda su descendencia
prendiéndose y desprendiéndose
de mi con olor a canela
clavo, romero,
furiosas y elegantes
como yeguas
que pastan en andrómeda
y no estoy volviéndome loca cuando
pienso de esta manera
simplemente lo digo
para que sea un río caudaloso y sereno
ya sin tener miedo a perder la cabeza
en el transcurso de los acontecimientos
si perder mi cuerpo
por el barranco
me hace mariposa
de barro
a árbol
de gusano a pájaro
las celdas reventadas de miel
entonces voy bailando
y me arden las narices
que hablan por sí solas
y ya no tienen necesidad
de explicar más nada
a nadie
en esta bendita cuadra
de inocentes.

La Esperanza


Ahí va doña Esperanza
con la bata enclenque
nadie cree
que haya existido
alguna vez
hombre que la tome
ni por sorpresa
doña Esperanza
teme a los hombres
esos que bailan con las cabezas
usan sus piernas
sólo para marcharse lejos
canta sola
la doña
que es cómo más linda se la ve,
si no conoce la desgracia
de andar esperando la Esperanza
florece
de dulce espesura
el tibio monte de su frente.

Fin de mundo


reptando la muy ladina
que el fin del mundo me encuentre reptando

sucia y con olor a pata
extrapolada a múltiples dimensiones
donde siembre el caos

donde plante pruebas falsas a desconocidos
que indiquen
que alguien me amó
que alguien me amó

para ver cómo entran en pánico

los muy cochinos...

Podemos


No empecemos por aceptar la estafa
nunca hay que empezar diciendo no
no empecemos
por decir nunca

dicho esto, podemos sentarnos
tranquilamente a la mesa
sopesar diferentes puntos de vista
y mirarnos a los ojos

los ojos tras la puerta de urano

no digamos que el clima es inconstante
con suerte la ventana abierta
hará su parte deslizando más o menos pelo y sudor
por las frentes

entonces al empezar estaremos haciendo una afirmación
estridente y completa
aunque simplemente estemos diciendonos que no
mirándonos a los ojos
las bocas estiradas

por eso abramos de nuevo las ventanas
escupamos hacía abajo y no rindamos cuentas
la irregular mirada de la luna
hará su efecto
al dejarnos mudos

podemos finalmente danzar
con lo que no podemos escupido al viento,
la garganta liberada,
ni bien lleguemos a un acuerdo
en desatar una tormenta
sin pedir permiso.


Ése

tiene agua
por los oídos
que no corre
gracias a mamá,
a los pobres
recuerdos.

en su blusa
o remera
se decantan unas
florcitas,

un cùmulo de pétalos
apelmazados
en las branquias


aguanta
la inspiración
hasta que azul
corre
como el agua
al jardín

anestesiado
de ver sucederse
con eco borroso
las luces elocuentes
del follaje

tiene
el parche en la cueva
rogando que el río
no desborde
de pura gravedad
su carne

pero
la flor cae
combada su silueta
desnuda

triturada por los perdigones

se acopla el rojo
a un cielo inútil
al paso del riego
con la boca
las manos

tras el algodòn rasgado

se descubre un pez
cuando la rígida voz del sol
se esconde

se desarma un niño
cuando se pulsa
sobre la bocanada
de un hombre.


Robert Mapplethorpe. Tulip, 1984.
© The Estate of Robert Mapplethorpe
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Tarea para la casa (o la poesía bien entendida)

en la penumbra extensa del silencio

hacer que las entrañas hablen
hacerlas
reventar
contra la indiferencia transeúnte

que brote de las caras
el sebo brillante
de las frases
arrojadas

lograr que algunas lloren
se arrastren
llamen al péndulo con sus hijos encordados

(en algún momento estarán sobre ella)

gozar
hacer
palanca clavando la barreta entre pelo y pelo
diente y diente
nosotros/ellos

que resulte superficial
loar al universo
y sus vías
lecheras

cuando tenga la estrella en la palma

y comience a oír de sufragios

espantar al burgués
siendo un poco menos
burgués que él

por supuesto
caminarles sobre el rostro
andanadas
de aes! oes! úes!

porque una también se asquea
y llama al 107

entonces empieza a firmar
sus notas con nombre
fantasía

por si la poli
y la enfermera, y la enfermedad
y los carcamales

moderar
los impulsos acomodaticios
echar a las pajaruelas
poemas castos

(son los que muestro en la iglesia)

que hablan de miembro viril
de dios todopoderoso
sin necesidad de suplementos

combinar injurias
violar las reglas
matar a una discapacitada

de la risa
o qué creyeron?

recordar
mejores tiempos
cuando nos desaparecían
y comprábamos ropa en maiami

hacer todo
esto y
más
sin dejar de pensar
en sobras recalentadas
como recompensa
a la alegre manufactura

la poesía bien entendida
empieza por casa

no olvidar
treinta mil

uno.